PABLO FLÓREZ , EL JUGLAR.

Cienaga de Oro, contrario a su nombre no posee en sus aguas, ni en sus tierras este metal precioso.

Sus habitantes son los propietarios de algo mejor, el legado del gran juglar de Córdoba, Pablo Flórez, el hombre que descifró los "sabores del Porro"y con ellos lo bueno de la región.

Este juglar , nació el 27 de julio de 1926, tiene el privilegio de haber cumplido los ochenta años, ser autor de más de mil canciones, y tener el placer como el lo afirma de " ser un hombre que le gusta caminar por los caminos del triunfo y reposar en los árboles de la felicidad".

"Mi porro me sabe a bollo poloco, esmigao en celele y a minguí con coco", cantamos al unísono los seguidores de Pablito el coro de esta canción.

El compositor Orense, que anda con paso lento, cabeza a medio lado, no titubea, al momento de cantar su voz se transforma en la de un hombre joven que vive a plenitud, en un cuerpo que parece prestado por el de un viejo de ochenta años.

Ya no busca a la "Aventurera" que hace tiempo salió de su tierra , canción que lo inmortalizó, porque ha encontrado el amor tantas veces, que lo disfruta haciendo gala de sus conquistas cuando joven. Hoy convertido en un veterano de la música disfruta con los recuerdos del ayer.

Pablo deja la huella de su talento en el cuarteto Orense, sus hijos: Tairo, Alcides Rafael y Marco Antonio, interpretan con maestría, los porrros compuestos por su padre, Tres Clarinetes, Me Encontré a la Aventurera, Lloró Pelayo, El Gallo Tapao, Juan Almanza, La Cumbia Está Herida, en fin melodías convertidas en porrro, fandango, paseos sinuanos, cumbias, tangos, que han sido interpretados también por grandes orquestas y músicos, como Totó la Momposina, Aglaé Caraballo, Juancho Torres y su Orquesta, Miguel Durán, Moisés Angulo, y otros que ahora no alcanzo a mencionar.

Pablo Florez, tiene un gran corazón de casabe, ese que se hace con la mejor yuca, el que se amasa en palanganas de barro, el que se cocina con leña en hornillas de abuela. Pablito Florez es el ejemplo vivo de lo más autóctono de la tradición cordobesa.

Hoy quiero hacer un homenaje al hombre sonriente, compositor, padre, amante y uno de los mejores exponentes de nuestro folclor, que recibe a los amigos y a los foráneos, en su casa de Cienaga de Oro, en su " Finca la Flojera", como el denominó al patio de su casa, sentado en un mecedor, rodeado de pájaros y flores de colores pintadas en la pared, sin quitarse su sombrero vueltiao, en abarcas, y con camisilla blanca, pablito abraza a su guitarra, sonrie, y canta con el instrumento que le permite al juglar ser " testimonio musical de los tiempos idos".

La Aventurera

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