DE REGRESO

De regreso de vacaciones a mi ciudad, vuelvo a cargar el celular, a prender el P C, a leer los periódicos y a ver noticias, vuelvo a la oficina y tiro mi cable a tierra, para conectarme con la realidad y creanme que estoy felíz de volver a casa y también triste.

Encuentro a mi ciudad tranquila, pero lo que me tiene sumamente confundida es la horrible guerra entre Israel y el líbano.
Luego de bloggiar un rato, me doy cuenta que mis amigos del ciberespacio, están bien, cuadrupledoble, creando como siempre, CD entre su pasión por el buceo y la música, y el colombiano en el medio Oriente, sumergido en un país y en una guerra que no tiene explicación alguna.

Ayer observaba una película que mostraba los horrores de la guerra de Ruanda, la lucha fraticida entre un mismo pueblo dividido en tutsi y utus, y la comunidad internacional desde la comodidad de sus casas monitoreaban la guerra. Murieron muchos, miles, sin razón.

Otra guerra diferente observé al cambiar de canal, la que se vive entre isarael y el líbano, un pueblo que estaba listo para esperar a turistas, poseedor de un verde pacífico, sumergido en una guerra que ocurre ya, mientras que la rutina nos consume, a otros las bombas los destruyen.

Mi sangre libanesa me duele y el corazón me palpita a mil, cuando en las noticias veo el espanto de ancianos que emergen del escombro de las ruinas de Qaná, el pueblo donde Jesús realizó el primer milagro, en las bodas donde por las calles corría vino, hoy corre sangre.

No importó una tregua pactada de cese al fuego por 48 horas, los ataques aereos en el sur del líbano irrumpieron matando a niños, y mujeres inocentes, murieron 54 pobladores, los que no pudieron marcharse, los pobres, los ancianos y los niños.

Quiero sentar mi voz pacífica de protesta, en nombre de la colonia de árabes que vivimos en la Costa Atlántica Colombiana y en nombre de los hombres que agitan banderas blancas. No más guerra, no más HEZBOLÁ, ELN, FARC, JAMAS, o como quieran llamarse los violentos, existe la posibilidad de una salida dialogada a los conflictos, todos somos humanos y merecemos en esta corta vida vivir en paz.