POBRE CÓRDOBA

los 39 grados centígrados, la multitud, la incomodidad del sol, la masa que empuja y duele, no fueron impedimento para cientos de familias afectadas por el invierno, quienes fueron beneficiadas por el ICBF para recibir un mercado que aliviaría durante unos pocos días el hambre de sus hijos.

La historia siempre se repite en los barrios subnormales de Montería y Córdoba, son habitantes del olvido, que viven en condiciones infrahumanas, en su mayoría desplazados provenientes del San Jorge, Urabá, y otras regiones azotadas por la guerrilla o las AUC, que se instalan en improvisados cambuches, o casitas enclenques, viviendo de la caridad del vecino, de la limosna, o la venta ambulante de cualquier producto.

Estos desarraigados no podrán volver a extender sus ramas bajo la sombra tranquila, los persigue el recuerdo del dolor de la guerra, los agobia la nostalgia de los cultivos que perdieron, les duele el alma y el cuerpo por días con hambre.

Las necesidades son las mismas, las vemos pasar con diversos rostros frente a nuestros ojos, esperamos que los gobiernos de turno mejoren las condiciones de los pobres. Entre tanto nosotros los ciudadanos comunes y no tan corrientes a los que todavía nos tocan las fibras del dolor y la compasión qué hacemos?