DENTRO DE LA TIERRA

Cuatro horas de camino polvoriento, me condujeron hacia Tierradentro, desde las cinco de la mañana partimos a cumplir con el compromiso de cubrir un consejo comunal del Presidente de la República y la comunidad de este remoto corregimiento, quienes sufren las consecuencias de estar rodeados por cultivos ilícitos de cocaína y las incursiones de grupos guerrilleros que pernean en la zona.

El miedo era constante, el camino se estrechaba y la espesa naturaleza me hacía sentir como atrapada sin poder regresar, el cuadro era descomunal en verde, las montañas se reían de mi miedo, pues en su vegetación, ocultos entre malezas, plátanos, cientos de soldados resguardaban al Primer Mandatario de los colombianos.

Como siempre fui muy atenta de los habitantes e intenté en diversas oportunidades preguntar sobre aquel momento de horror que vivieron durante la incursión guerrillera pero la respuesta siempre fue la misma: Mirada esquiva y boca cerrada. Sus habitantes son una mezcla entre costeños y paisas, pues su ubicación cercana a los límites de Antioquia le da un acentito montañero a uno que otro, allí se combina perfectamente el poncho con el sombrero vueltiao.

Para llegar al corregimiento es necesario a atravesar el río San Jorge en planchón, una vieja infraestructura de madera que tiene capacidad para dos vehículos, pues el puente fue arrasado por la creciente del agua.

Dejamos atrás a las señoras que lavan en el las orillas del San Jorge, ellas pese a su vida humilde como campesinas, arman una fiesta a la hora del lavar sus ropa, aprovechan el momento para encontrarse con sus amigas, y al ritmo de los “manduco” se cuentan sus pesares y alegrías, mientras que los pequeños hijos e hijas aprovechan el verano y la aparente calma del San Jorge para darse un baño. La vida pasa lenta en este pueblo, y en un atardecer rojizo te avisa que ya llega la noche y debes partir.