turquesa

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"ojo por ojo y el mundo se quedará ciego"

Thursday, March 08, 2007


TAGANGA ENTRE PESCADORES BUZOS Y EXTRANJEROS



Taganga, el pueblo de pescadores ubicado en Santa Marta, me recibió en esta época del año con brisas fuertes y un mar helado, como siempre no pude resistirme a la tentación y emprendí mi marcha hacia la tierra del mar profundo, calles polvorientas, artesanos bohemios, centros de buceo y extranjeros especialmente israelíes.

Es muy curioso encontrarlos con sus melenas largas, sin camisa, a pies descalzos, ellos forman parte del paisaje bohemio del pueblo e incluso en muchas tiendas, hoteles y centros de buceo los instructores hablan su idioma, y los restaurantes anuncian el menú, con los garabatos de sus letras.


Usualmente el día comienza temprano para los buzos a eso de las ocho de la mañana ya están los grupos formados, revisando el equipo, y listos para embarcarse en una lancha con aproximadamente 10 personas. La aventura es muy divertida, pues tienes la oportunidad de conocer a personas de diferentes nacionalidades, la sensación es la de traspasar las barreras del idioma pues las señas universales se convierten en tu única lengua cuando estas sumergido.


Todo ok, como estas de aire, que lindo pez, en fin es mucho lo que se habla sin palabras y el asombro es mayor al observar uno de los arrecifes más hermosos, coloridos y vivos de Colombia, por tan solo $ 80.000 pesos.

En mi caso la aventura es distinta, pues con mi esposo y un amigo solemos recorrer el mar de Taganga lejos de los tours de los centros de buceo, planificamos la salida a los diferentes lugares, Morritones, Chengue, Granate.




Durante el recorrido un carrete de Naylon con anzuelos, es el inicio de la jornada en varios intentos por corretear peces, esta vez fuimos afortunados pues el mar estaba generoso, un total de 12 pescados para un banquete con Albacorras y Jureles, muy ricos pues su sabor es similar al de un Atún.
En un rancho de pescadores se improvisa el almuerzo, y desde lo alto vemos el mar, de regreso cansados pero felices, vemos al pueblo como una pintura incrustado entre las montañas.